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La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, encara los últimos meses de la legislatura con serios déficits frente a la opinión pública. De poco han servido las últimas redadas para poner coto a los narcopisos del Raval, la inseguridad es ya el problema más grave de la ciudad según el último barómetro semestral del Ayuntamiento (diciembre de 2018), que ha pasado del sexto al primer lugar del ranking de preocupaciones en apenas seis meses. Se ha alcanzado así en el índice más alto de los últimos ocho años. El acceso a la vivienda se mantiene en segundo lugar, seguido del encaje de Cataluña en España

Por si eso fuera poco para Colau, cuando se pregunta si en el último año la ciudad ha mejorado o ha empeorado, el 59,9% cree que se decanta por lo segundo, una cifra que crece 14 puntos respecto al último barómetro (45,6). Los que creen que la ciudad ha mejorado pasan del 29,5 al 25,5%, mientras que los que la ven igual caen del 20 al 12% en seis meses. Comparado con el comienzo del mandato de Colau, junio de 2015, se ha doblado la cifra de barceloneses que, según el barómetro, creen que la ciudad ha empeorado (del 30,9 al 59,9%).

El barómetro también pide una valoración sobre la gestión municipal. El 43,4% de los barceloneses cree que es buena o muy buena, una cifra que cae casi 12 puntos respecto al último barómetro (junio de 2018). Sin embargo, los que apuntan a que la gestión municipal es mala o muy mala crecen del 29,1 al 42%, el índice más alto de los dos últimos mandatos.

Los barceloneses que la ven normal pasan del 13,9 al 12,8%. Al ser el último barómetro antes de las elecciones municipales de mayo, no recoge la valoración de los líderes municipales ni tampoco la intención de voto.

El teniente de alcalde Gerardo Pisarello atribuyó la preocupación por la inseguridad ciudadana a los cambios en los Mossos d’Esquadra con motivo de la aplicación del artículo 155, porque «en poco tiempo el cuerpo de los Mossos tuvo tres consellers y tres jefes de policía».

«La percepción de inseguridad también tiene que ver con los atentados del año 2017, que han obligado a destinar más efectivos en materia de terrorismo» y han crecido «pequeños delitos como hurtos», así como con el «fenómeno de los narcopisos», añadió Pisarello.

El teniente de alcalde también culpó a las «fuerzas de la derecha» de un intento «deliberado» de crear «un estado de alarma» y de proponer «alternativas irresponsables y demagógicas».

 

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